martes, 12 de abril de 2011

El viaje de Yuri Gagarin a la órbita terrestre hace 50 años marcó el comienzo de la era espacial.


El viaje espacial que cambió la historia

El vuelo de 108 minutos de duración fue otro gran triunfo propagandístico de la Unión Soviética, que ya había lanzado con gran éxito el primer satélite artificial, el Sputnik, en 1957.


"Yo era un joven piloto de combate y estaba pilotando un F-102 en la base aérea de Rammstein, en Alemania. Estábamos mucho más concentrados en la construcción del Muro de Berlín ese año, mucho más que en la carrera espacial", recuerda el astronauta de la NASA Charles Duke, quien caminó sobre la superficie lunar durante la misión Apollo XVI, en 1972.

"Cuando Gagarin salió a la órbita de la Tierra, mi primera impresión fue, bueno, que (los soviéticos) nos ganaron de nuevo".

Sergei Khrushchev, el hijo de Nikita Khurshchev -quien era el líder soviético en la época de la hazaña de Gagarin-, le comenta a la BBC: "Estábamos muy orgullosos, pero no entendíamos realmente lo importante que era. Era un vuelo más, un logro más".

Sin embargo, reconoce que su padre, muy consciente de lo crurcial que había sido ese viaje, organizó una multitudinaria celebración en la Plaza Roja de Moscú para marcar el regreso de Gagarin.

Poder tecnológico

"Cuando miramos la respuesta de los moscovitas, todo el mundo estaba en las calles, en los tejados de los edificios y en las ventanas; yo compararía ese festejo con el Día de la Victoria, el 9 de mayo (el fin de la Segunda Guerra Mundial para la Union Soviética)", dice Sergei.

Durante la Guerra Fría, esas "primeras veces" (el primer satélite, el primer hombre en órbita) fueron utilizadas por los soviéticos para tratar de demostrar su poderío tecnológico y su superioridad ideológica.

Los arquitectos de los programas espaciales de la Unión Soviética y de Estados Unidos tenían ambiciones más elevadas que las de enviar a seres humanos en viajes por el Sistema Solar.

Ambas potencias experimentaron primero mandando animales a órbita. Y a pesar de algunas fallas notables, el éxito de estas pruebas llevaba a pensar que pronto hombres y mujeres serían capaces de sobrevivir a las diferentes presiones de los vuelos espaciales.

Yuri Gagarin fue uno de los 19 candidatos a cosmonautas seleccionados por el programa espacial soviético en 1960. La lista fue reducida finalmente a dos: Gagarin y su compañero, el piloto de pruebas Gherman Titov.

Hay quienes piensan que el origen humilde de Gagarin inclinó la balanza en su favor. Mientras que Titov provenía de la clase media, Gagarin era hijo de trabajadores fabriles. Los líderes soviéticos quizás consideraron esto como una demostración de que, bajo el régimen comunista, incluso aquellas las personas más humildes podían tener éxito.

Aunque otras versiones afirman que el rendimiento del cosmonauta durante el proceso de selección fue, en realidad, el factor determinante a la hora de la selección final.

Piloto automático

Durante la misión, Gagarin ingirió alimentos procesados en tubos y mantuvo informado al centro de control sobre su estado utilizando una radio de alta frecuencia y un teclado telegráfico.

Según la transcripción de la comunicación con la Tierra, el cosmonauta expresó su asombro por lo que veía desde las ventanas de la cápsula y comentó sobre la "bella aura" y las sorprendentes sombras creadas por las nubes en la superficie de nuestro planeta.

"El cosmonauta estaba asombrado por lo que veía desde las ventanas de la cápsula y comentaba sobre la 'bella aura' y las sorprendentes sombras creadas por las nubes en la superficie de nuestro planeta"

Lanzamiento en paracaídas

Los cables que unían la cápsula con el módulo de servicio no se separaron durante el retorno de Gagarin a la Tierra. Así, la nave reingreso a la atmósfera con una carga extra.

Las temperaturas en el interior subieron a niveles peligrosos y la cápsula comenzó a dar vueltas de forma salvaje, al punto que el cosmonauta casi pierde la conciencia.

"Estaba en una nube de fuego, acelerando hacia la Tierra", contó luego Gagarin. Fueron diez minutos de crisis hasta que los cables se quemaron y el módulo de descenso, con su ocupante humano, quedó libre.


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